martes, 22 de diciembre de 2009

LAS CALLES DEL DOLOR



Detente un instante peregrino,
sé que llevas prisa en tu camino,
te invito a dar una vuelta por las calles,
puedes seguir después tu largo caminar,
que hay cosas que no has visto todavía
en estas calles del hambre y la miseria.

Tú que vives rodeado de lujos y placeres,
yo no te juzgo, vive como quieras,
pero ¿ves allá en un rincón tirado,
esa cosa comida por los piojos,
cubierta de inmundicias y excrementos?

¡No te apartes! Es un ser humano,
no te exijo una limosna para darle,
solo una mirada de piedad
¡No lo desprecies!

Hay tanta gente así por estas calles,
recuerda cuando te sientes a tu mesa,
que existen miles de seres como ese,
que no recuerdan el sabor de un pan.

Perdona si mis palabras te incomodan,
no vine a predicar ¡pobre de mí!
¡pecadora mortal!
Se puede ser judío, cristiano o musulmán
o un ateo plenamente convencido,
no es cuestión de fe, el dolor vive en todas partes

¡Mira! Allí viene el niño de la calle
con su precoz madurez,
explorando vicios y promiscuidad,
fumando como hombre, con su vocabulario soez,

¡No lo maltrates!
¡Tú puedes tener un hijo como él!
Ya sé que debes irte peregrino,
es que está muy cerca el hospital
y allí vive la otra cara del dolor, la enfermedad

¡No temas al contagio!
Una sonrisa también puede acariciar
A esos que están de paso en una cama
A esos que nunca la abandonarán
Te vas peregrino, gracias por pasar,
pero en el ultimo minutote pido una oración final,
por esas almas míseras, ¡hay tantas más!

Esta noche cuando reposes en tu almohada
que no te quite el sueño esta verdad,
solo un pensamiento, una plegaria, eso bastará
y cuéntale si tienes tiempo al corazón
que por esas calles has visto
¡el Rostro del Señor!

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