(Lc 9, 23).
Seguir a Jesús es saber llevar sobre los hombros
la cruz que nos impone la vida,
inútil sería negarnos a llevarla,
a nuestra medida está hecha
para que podamos soportarla,
aceptando la Voluntad de Dios
con fe, con alegría y con amor.
Sufrir por Jesús es el camino del cristiano
para saber andar nuestro calvario
con las penas y las adversidades,
con la enfermedad, con el trabajo,
con las tribulaciones que el día traiga
renunciando al egoísmo, a la soberbia,
renunciando a nosotros mismos.
Tomar la cruz es acompañar al Señor
como El sufrió por los hombres, en su Pasión y Muerte,
diciéndole un SI a su llamado,
reconociéndonos discípulos de su Evangelio,
siguiendo sus mandamientos.
Cada quien con su cruz,
pero también unidos al dolor de quien sufre,
de quien necesita ayuda,
la cruz es el camino que nos llevará
al encuentro con Nuestro Señor Jesús,
confiando en su Misericordia
Cada quien con su cruz para abrazar a Cristo
en esa batalla que nos toque librar,
en las dudas, en la desesperanza,
sin temer al hoy ni al mañana,
sabiendo que Jesús estará con nosotros
hasta el final de los tiempos.
Seguir a Jesús es saber llevar sobre los hombros
la cruz que nos impone la vida,
inútil sería negarnos a llevarla,
a nuestra medida está hecha
para que podamos soportarla,
aceptando la Voluntad de Dios
con fe, con alegría y con amor.
Sufrir por Jesús es el camino del cristiano
para saber andar nuestro calvario
con las penas y las adversidades,
con la enfermedad, con el trabajo,
con las tribulaciones que el día traiga
renunciando al egoísmo, a la soberbia,
renunciando a nosotros mismos.
Tomar la cruz es acompañar al Señor
como El sufrió por los hombres, en su Pasión y Muerte,
diciéndole un SI a su llamado,
reconociéndonos discípulos de su Evangelio,
siguiendo sus mandamientos.
Cada quien con su cruz,
pero también unidos al dolor de quien sufre,
de quien necesita ayuda,
la cruz es el camino que nos llevará
al encuentro con Nuestro Señor Jesús,
confiando en su Misericordia
Cada quien con su cruz para abrazar a Cristo
en esa batalla que nos toque librar,
en las dudas, en la desesperanza,
sin temer al hoy ni al mañana,
sabiendo que Jesús estará con nosotros
hasta el final de los tiempos.
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