“El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed,
pero el que beba del agua que yo le darè nunca màs
volverá a tener sed. El agua que yo le daré se
convertitá en él en manantial que brotará hasta la
Vida eterna” Jn 4,13-14
Cuánta sed de Dios sufre este mundo
sed de su Palabra, de su Amor
y aun nuestro cántaro se halla vacío
por esa nuestra obstinación en no querer seguirlo
en no querer aceptar la Verdad
Cuánta sed de justicia, de misericordia
cuánta sed de perdón sienten nuestros corazones
de encontrar consuelo, de amar a los demás
de encontrarnos a nosotros mismos,
cuánta sed sufrimos en nuestra soledad
Y allí está el Señor en nuestra cabecera
ofreciéndonos dulcemente su Divino Manantial
su Palabra que alimenta, que enriquece diariamente
que nos enseña a vivir, a caminar rectamente
que calma toda falta que suframos
que es Agua de Vida Eterna
¡Cuánta sed Oh Jesús! reseca nuestras almas
que estarán vacías de fe hasta que entres Tú
hundidos en el pozo de la ignorancia,
de la rebeldía y la oscuridad
llenos de egoísmo, de materialismo
de goces pasajeros, faltos de humildad
qué necesidad tenemos de tu Agua
que es la única que nos puede salvar.
Danos a beber de tu Palabra para que revivamos
para que no volvamos a sentir más sed
porque Tú eres el Mesías, el Redentor del mundo
y donde Tú estás será la salvación
Danos a beber Señor hoy y mañana
y cada día que nos reste por vivir
que nuestro espíritu no se halle desierto
y nos surta el agua cristalina de tu Palabra
que es verdadera fuente de agua viva
que nos marca el camino a la Eternidad.
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