... Padre, he pecado contra el cielo y contra ti
ya no merezco llamarme hijo tuyo..."Lc. 15,1-32
Perdiste tu camino hermano mío,
hace cuánto tu corazón lleva una carga
tan grande de culpas
que te sientes indigno de volver a tu casa
Pero a la misericordia de Dios
nunca podrás sobrepasarla,
porque es tan infinita
como estrellas existen en el cielo
y gotas de agua tiene el mar.
Cuántos hijos habrán por este mundo
derrochando su vida, desperdiciándola,
corriendo tras sueños locos y frías banalidades
y después será el vacío de un despertar,
con el alma sucia de tanto pecar
Quien está a tu lado...
fue también ese hijo insensato
que extravió su alma en el mar de sus sueños,
desoyendo consejos, escapando a la Verdad
Pero así somos todos estos hijos pródigos,
teniendo que caer en el fondo del abismo,
o ahogarnos en el océano de la infelicidad
para comprender que estúpidos y soberbios fuimos,
lo que dejamos atrás y que nunca volverá
Pero hay un Dios que te espera
con los brazos llenos de amor,
de ternura y de paz,
porque si un padre perdona siempre a sus hijos
¿como Dios no te habrá de perdonar?
Siempre, siempre, siempre te perdonará
Aun más, antes de que alcances
a pedir el perdón,
El ya estará saliendo a tu encuentro
con los brazos abiertos, cubriéndote de besos
y habrá tanta alegría en el Cielo
por esas lágrimas de tu arrepentimiento,
más que por aquellos que ya se convirtieron
Volvamos hermano juntos por este sendero,
olvidando aquellos fracasos y culpas,
con la alegría de un nuevo despertar,
que el Padre dejará siempre el camino abierto.
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