martes, 22 de diciembre de 2009

MILAGRO




“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid lo que queráis y lo conseguiréis. Juan 15,7”



Es difícil creer en milagros para el incrédulo
porque quiere creer en lo que alcance a ver,
porque necesita pruebas intangibles,
tal vez pasa porque el mundo
vive muy alejado de Dios
y de a poco nos hemos olvidado
que la Fe consiste precisamente
en creer lo que no podemos ver,
sino entonces cual es el significado,
el motivo, el valor de la fe?

Un milagro es una prueba que el Señor
nos da de su existencia, de su grandeza,
es la prueba más grande para que nuestra fe
se fortalezca, se renueve,
despeje en nuestro corazón toda duda

Pedid dice el Señor y se os dará…
porque para Dios no hay imposibles
solo quiere oír de tus labios,
que le pidas con fe y humildad
esa necesidad y esa carencia que tienes,
esa angustia que vives, o ese mal incurable,
o ese vacío espiritual que nada llena
pero sin oraciones es imposible
que Dios atienda el llamado
la oración constante, confiada
sabiendo que el Señor está del otro lado.

Porque El vive muy dentro de tu corazón
esperando por ti, sufriendo por ti,
pidiendo el milagro que esperas se te dé,
el que te cuesta tanto creer que existe,
sabiendo que el Padre nos escucha,
que no desistirá a nuestros ruegos,
podríamos ser como el ciego, como el leproso,
como la mujer que tocó su Manto,
como todos aquellos que oyeron
la Misericordia de labios del Señor
al decirles “Vete, tu fe te ha salvado”

Todo lo que tú le pidas con fe se te dará,
porque el Señor es bueno, es compasivo
y su misericordia es infinita,
porque El Señor sonríe dentro de tu alma
esperando que acercándote a su presencia le hables
con palabras sencillas y sinceras
le cuentes eso que te inquieta, que te atormenta.

Solo basta tener fe porque Dios nunca se niega,
nunca se oculta si tú le llamas,
nunca te rechaza si tú lo buscas,
y rezándole
como El nos enseñó a orar
pidiendo con constancia, sin perder la calma,
no exigiendo sino suplicando,
no gritando sino murmurando,
hasta el Cielo llegará tu plegaria.

Creyendo que a nuestro lado permanece
Dios siempre se hará presente,
te hará saber que no te olvida
y agradeciéndole también cada día
por su bondad, por su Amor,
reconociéndonos como hijos suyos,
aceptando siempre su Santa Voluntad
alcanzaremos así sus bendiciones
y el milagro de su misericordia.

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